Admito
que por años repudié la frivolidad y la belleza como una máxima para no nublar
mi inteligencia. Me declaré una hippie y auspiciada por la maternidad aleje
peines, espejos, cosméticos y todo aquello que me pudiera atar a la cultura del
consumo, como si mi ego fuera todo terreno y aguantara desplantes sin cesar. ¡No me voy a volver superficial! ¡No seré
parte de la simulación! ¡No me voy abreviar a un adorno personal! ¡Los
problemas del mundo nacen por nuestro egoísmo y pérdida de tiempo en las cosas
importantes! Fueron algunas de mis frases de batalla.
Mis
amigas, siempre lindas y sutiles trataban de hacerme ver mi error y hasta mi
hija me hizo ver el programa de televisión “No te lo pongas”. Necia, tendría
que tocar fondo y darme cuenta que el realismo en alta definición y la hipervelocidad
apocalíptica de twitter, te exhibe, más si te dedicas a lo que me
dedico.
El
año pasado fue mi fondo y la lección aprendida fue muy amplia. No puedes seguir
intacta. Sin capacidad de asombro, la vida no tiene chiste.
Ayer
tenía dos compromisos, pese a ello, acepte ir a una clase de maquillaje para
pieles maduras con Emmanuel Romero y aprendí sobre tratamientos capilares
mientras desayunaba. Sí, me trataron súper bien y encima de todo: fue gratis.
El
estilista nos dijo que nos daría la biblia y saldríamos a evangelizar. La
verdad pensé que exageraba, pero al llegar a casa por la tarde, me di un baño y
use los productos de Natura: exfoliante corporal, jabón y acondicionador de
Ekos castaña, la manteca hidratante para cabello de Ekos cacau y la crema
microexfoliante purificante de chronos.
La
verdad me divertí mucho al hacerlo, pero al despertar simplemente no puedo
creer lo hermoso que es mi cabello y mi cara. Despertó mi instinto por maquillarme y cual pastilla efervescente estoy practicando
la forma de ponerme el rímel (Sí, tiene su chiste y por años lo he hecho mal).
Simplemente:
me siento bonita y a gusto en mi propia piel. Tengo ganas de salir aunque hoy
no haya nada en la agenda y este haciendo frio. Me tomaré un café mientras leo
para preparar algún artículo, pero después de contárselo a Vanessa, me vine a contárselo
a ustedes. Pues lo padre de mi diario es descubrir que somos muchas las que
vivimos el mismo proceso. Les dejo la foto de mi cabello.
¡La vida es bien bonita!
Sean
felices
Quizás te interese ver
¿Soy un moustrou?
Día 1: Diario de una emprendedora
Día 2: La paredMuchos días después
Intermedio: Los secretos
Día 10: Rendirse
P.D.
Te doy permiso de observarme 366 días en mi camino por ser emprendedora. Va la
canción del post. ¡¡Los amo!!
Comentarios