Violencia intrafamiliar


En algún momento de la historia, habló desde su eminente ignorancia y con la vehemencia del delirio, para aceptar la cobardía con la que se resignaba a la mediocridad, a lo estrictamente esencial que no alcanzaba para sentir o pensar. Bajo un entarimado donde se sentía el salvador, aunque ya del todo agotado, estuviera subyugado y esclavizado sin ser la puerta de salida.

Tocar las fibras sensibles empezó a ser molesto, mis modos hirientes y su fuerza de voluntad frustrante. Ante mi irreprimible tendencia de decir lo que pienso, dejamos de hablar.


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